A partir de 2009, cuando arrancó el proceso de ampliación del Canal interoceánico, Panamá cobró importancia como destino para cientos de trabajadores nicaragüenses.
Ciertamente, el crecimiento económico de Panamá ha generado un saldo migratorio positivo pues, por una parte, ha decrecido la emigración de población panameña y, al mismo tiempo, el mercado sigue demandando fuerza laboral que supera la oferta de mano de obra local. Por ejemplo, datos censales muestran que la PEA extranjera pasó de 41.383 personas en 2000 a 67.939 en 2010, por lo que la inmigración laboral pasó del 3,7% al 5% de la PEA nacional (OIT, 2014: 37). Las proyecciones para la próxima década, señalan de manera más visible a Panamá en el escenario de los países de destino para las actuales dinámicas migratorias en la región de Centro y Sur América (FIIAPP, 2014: 51).
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